¿Cuándo se inventó el acero inoxidable y por qué no se oxida?

El acero inoxidable, una de las aleaciones más revolucionarias en la historia de la metalurgia, fue inventado a principios del siglo XX, impulsando a las empresas de acero inoxidable en Barcelona. Su descubrimiento puede atribuirse a Harry Brearley, un metalúrgico británico, quien en 1913 desarrolló una aleación resistente a la corrosión mientras buscaba un material más duradero para las cañerías de armas de fuego.

Una revolución en la industria metalúrgica

La clave detrás de la resistencia a la oxidación del acero inoxidable radica en la presencia de cromo en su composición. El cromo reacciona con el oxígeno del aire, formando una fina capa de óxido de cromo en la superficie del acero. Esta capa actúa como una barrera eficaz, protegiendo el acero subyacente de la corrosión y la oxidación. Además del cromo, otros elementos como el níquel y el molibdeno pueden agregarse para mejorar aún más las propiedades anticorrosivas y de resistencia.

Este material ha demostrado ser excepcionalmente versátil, encontrando aplicaciones en diversas industrias, desde la fabricación de utensilios de cocina hasta la construcción de rascacielos. Su durabilidad, bajo mantenimiento y estética moderna han contribuido a su creciente popularidad.

La resistencia única del acero inoxidable a la corrosión lo convierte en un componente esencial en ambientes agresivos, como instalaciones químicas, plantas de procesamiento de alimentos y aplicaciones marinas. La capacidad de formar una película protectora de óxido de cromo hace que este sea un material excepcionalmente duradero.